El malagueño Lance Henderson de la Fuente (Marbella, 2003) acaba de convertirse en el Gran Maestro más joven en la historia del ajedrez en España
Entre los jugadores sub16 de ajedrez, un malagueño es el noveno del mundo y el mejor de España. A su palmarés acaba de añadir además el haberse convertido hace unos días en el Gran Maestro más joven en toda la historia de este deporte en España.
Se llama Lance Henderson de la Fuente, es hijo de un norteamericano y una española y nació en
Marbella en 2003. Y como tantas cosas en la vida, llegó al ajedrez por pura casualidad: «Empecé a jugar con 9 años, fue en un campamento de música con mi hermana, porque tocamos el piano. Allí conocimos a dos hermanos que eran campeones de su región y jugamos unas partidas», cuenta.
A partir de ahí comenzó a jugar partidas con su padre y al ver que perdía, fue surgiendo en él la motivación de ganarle. «Siempre me ha gustado competir y me ha gustado ser el mejor de la clase; cuando jugaba al ajedrez veía a mucha gente mejor que yo y eso hacía que quisiera mejorar», reconoce.
Lance Henderson fue mejorando, al tiempo que recibía clases, aprendía conceptos básicos, jugaba con amigos y, desde el principio, devoraba libros de ajedrez, algo que le apasiona: «Gran parte de mi entrenamiento son libros, he leído muchísimo, me gustan bastante».
Gracias a este aprendizaje descubrió por ejemplo a Ruy López, el ajedrecista español del Siglo de Oro, considerado el primer campeón del mundo de la Historia, que inventó su famosa apertura (la de Ruy López), y que el marbellí explica que la usa en sus partidas.
En el escalafón del ajedrez, con 14 años se convirtió en Maestro Internacional y hace unos días en Portugal, durante un torneo acaba de superar todos los requisitos para el grado más alto, Gran Maestro, una categoría que sólo tienen «unas 46 ó 47 personas en España», explica el divulgador del ajedrez Manuel Azuaga, que confirma que el malagueño es el Gran Maestro más joven en la historia del ajedrez en España.
Para Lance, haber alcanzado la cima de este deporte le da mucha alegría, «porque siempre ha sido como lo máximo que he querido conseguir, porque de pequeño jugaba con un Gran Maestro y me parecía imposible ganarle, no me podía imaginar que llegaría a ese nivel».
Esta categoría supone entre otros requisitos alcanzar los 2.500 puntos Elo, un sistema que puntúa a los ajedrecistas. Por cierto que Lance tiene como objetivo llegar a los 2.600 «antes de irme a la universidad», una meta que le acercaría, por ejemplo, a uno de los ajedrecistas más famosos de todos los tiempos, el norteamericano Bobby Fischer, que llegó a los 2.785 puntos (Magnus Carlsen, el mejor ajedrecista del mundo, tiene un Elo de 2872).
El joven prodigio del tablero compagina el ajedrez con los estudios en un colegio bilingüe, por eso cuenta que, cuando llega la época de los exámenes, no puede centrarse tanto en su pasión. «Ahora, en vacaciones, con más tiempo libre, me paso parte del día viendo partidas, entrenando o jugando online».Apoyado por sus amigos, Lance cuenta que quiere hacer el Bachillerato de Ciencias y todavía no sabe si se dedicará profesionalmente al ajedrez. «Me gustan muchas cosas y no me importaría hacer Matemáticas o Física».